Ahora resulta que Instagram, las Converses y los Vinilos son muy muy cool. No eres un autentico tipo a la moda si no tienes unas Rayban Wayfarer y unos pitillos de esos de hace ni se sabe. Buenos señores, pues hay gente que siempre ha querido esas cosas, no porque estuvieran de moda, si no porque nunca dejaron de gustarnos. Toda esa gente está ahora en un punto delicado de balance entre amor-odio. Sinceramente, odio que se pongan de moda las cosas que te gustan a ti originalmente. Pero oye, no se puede negar, es bonito ir a cualquier lado y que tengan cosas chulas, aunque sea para niñatas que no ven la paradoja de querer ir a la última yendo a lo vintage. Claro, que la mayoría tampoco saben lo que es una paradoja.
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| Estrenando mi tocadiscos como Dios manda. |
En fin, que yo he logrado superar mi odio y quedarme con el lado positivo de la moda. ¿Que todos los veinteañeros pijos quieren ir de guays con las Rayban de los Blues Brothers? Genial, así las encuentras en todas las ópticas del mundo. ¿Que os creéis que tener un tocata es super in? De puta madre, mira que cantidad de vinilos hasta en El Corte Ingles de la Castellana. Por mi parte estupendo, así de claro. Siempre viendo el lado bueno de las cosas chicos.
Así que pillando la ola de la moda, servidor ha aprovechado para comprarse un tocadiscos a muy buen precio (bueno, en realidad ha sido un regalo). Es una de esas espinitas que tenía clavada desde hace años y que, por circunstancias de la vida, no podía sacarme. Objetivo conseguido. Mucha gente no acaba de entender qué tienen estos aparatos, pero esto es muy sencillo, no son los tocadiscos, somos los románticos que andamos sueltos. Somos la gente que no nos deja un buen sabor de boca una Harley refrigerada por agua. Más eficiente, más moderna y todo eso, igual que tener la música en CD o en mp3, pero el regustillo ese.... na, no es lo mismo.
Bueno, pues ahora solo queda hacerse con una colección de vinilos acojonante. De momento no lleva nada mal comienzo, gracias sobretodo a las colaboraciones de familiares (y lo cerquita que está mi cumpleaños) y la paciencia de Mannish Girl.
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