lunes, 22 de octubre de 2012

Fire those guys!!

Se ha quedao una bonita tarde para sacar la mano a pasear, ¿no os parece? ¡Claro que si! Si os encanta criticar tanto como a mi. El bofetón de hoy tiene que ser especialmente fuerte ya que parte de los receptores, los detonantes realmente, son tipos de lo más duros. Pero no pasa nada pues hoy puedo golpear con la fuerza de unos millares detrás de mi mano, confirmao. 

Empezando por el principio, pero sin enrollarme mucho. El pasado sábado pude disfrutar de una muy buena velada de boxeo en Leganés, muchos ya sabréis que soy aficionado a la Sweet Science. A priori, el nivel se esperaba alto, además de los 7 combates preliminares, tendríamos 3 Campeonatos de España y 2 Campeonatos Latinos. Vamos que prometía ser una buena tarde de deporte testosterónico. En realidad, así fue en términos generales. Con unos combates previos que dieron todo lo que se esperaba de ellos, incluso más en alguna ocasión, y dos campeonatos de España que al menos sorprendieron (uno de las fuertes del boxeo). El problema llego en el tercer campeonato.


Allí que se suben los dos púgiles, prometiendo darnos la pelea más disputada hasta el momento, en parte por un record de peleas muy similar entre los contendientes. Pues bueno, si alguno conoce el antiguo término de "gentleman's sport" que se aplicaba a este deporte.... yo ahora lo entiendo del todo. A lo que estos dos contendientes hicieron no creo que se le llame pelea. Disputa, roce, desencuentro... sin dudas son términos que encajan mucho mejor. En definitiva, acabó en una pitada tremenda del público asalto tras asalto. En fin, que después de lo que parecieron 30 soporíferos asaltos, pensábamos todos que la cosa mejoraría. Pues no.

En el primero de los títulos latinos el espectáculo fue a peor. Un combate completamente trabado, con todo el protagonismo sobre el arbitro y más de una (y dos, y tres, y cuatro...) acción de dudosas moralidad y legalidad. El caso, otra pitada monumental de varios asaltos. Pero la guinda llegó con el último combate. "Lo que todos estamos esperando" anunciaba el presentador. ¡Y tanto que lo estábamos esperando! Después de los dos combates anteriores ¡como agua de Mayo! Pues tampoco sería este el espectáculo que todos queríamos. 

Combate importante. Español contra ucraniano. Título en juego, expectación por la nubes, etc. Empieza el combate. Todo pinta bien, el púgil español tiene el combate más que dominado. Está peleando con la precisión de un bisturí y la contundencia de un martillo y entonces.... ¡ZAS! En, lo que a todo el mundo le parece un tremendo golpe al cuerpo, el ucraniano se dobla por la mitad y dice que le duele la rodilla. Se ha hecho daño en la rodilla al recibir un golpe al cuerpo.... no me malinterpretéis, no dudo de su lesión, el estadio sí en cambio, abucheando con ganas lo que parecía un ardid de baja calidad moral. Afortunadamente, el médico del ring anunció que podía continuar. Y continuó, continuó con su cada vez más oportuno dolor de rodilla. Era recibir un buen golpe y irsele todo el dolor a la pierna mala (también es mala suerte coño). Total, que nada más empezar el quinto asalto, lo acorralan en la esquina y ¿adivinar que pasa? La rodilla, claro. El árbitro decide en ese momento parar el combate y yo decido que debería dar las gracias a los chavales de las aperturas por haber amortizado mi entrada.

Ahora mismo estaréis todos pensando "bueno, esta claro que no tuvo buena tarde.... pero ¿a que coño viene esto y que bofetón sale de aquí?" pues muy sencillo. El bofetón de hoy va dedicado a toda esa gente que, por un motivo u otro, pasa completamente de su trabajo, sudandosela a quien afecte esto. Sencillamente, todos tenemos malos días en los que no estamos muy finos en el trabajo, pero de ahí a una completa falta de esfuerzo y vergüenza va un trecho. Más aún ante tus jefes. Porque eso no se puede olvidar. En "La Cubierta" eramos unos miles que habíamos pagado por ver un combate, dinero del que saldrá de una forma u otra el sueldo de esos boxeadores. Lo menos que puede hacer una persona es tener un mínimo de deferencia para con sus "empleadores" y demostrar (o al menos fingir) un poco de esfuerzo.




Por una vez, no se si este bofetón va con cariño. ¿Quien no ha pagado la entrada de un concierto para encontrarse con un directo deplorable? Esa sensación de estafa que se te queda.... es desagradable, sin duda.

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